El reciente anuncio sobre la llegada de la alta velocidad a Monforte de Lemos y a Lugo desde Orense prevista para el año 2021, pone de manifiesto el total abandono de Ponferrada y de El Bierzo por parte de las administraciones superiores y pone la puntilla definitiva a la comunicación por alta velocidad de El Bierzo después de la decisión histórica que arrebató al Bierzo ese tránsito ferroviario en favor de Zamora.
La renuncia definitivamente a la continuidad de la línea desde León hacia El Bierzo y el norte de Galicia y dejando a todo El Bierzo completamente aislado por ferrocarril de Alta Velociad no es más que la demostración del nulo peso político que este territorio tiene en el marco de la provincia de León y de la Comunidad Autónoma de Castilla y León.
El Bierzo tiene representantes políticos de los partidos nacionales en León, en Castilla y León y en el Congreso de los Diputados y el Senado. Pero nadie ha movido ni un solo dedo para frenar este agravio histórico, este atentado contra el territorio y las gentes de El Bierzo.
La conexión de AVE de Lugo con Monforte y Orense no es otra cosa que el resultado de las presiones y negociaciones de la Comunidad Autónoma de Galicia para evitar que esas comarcas lucenses se queden aisladas y olvidadas. Pues bien, sería más que deseable que Ponferrada y El Bierzo fueran defendidos por sus representantes políticos y por su comunidad autónoma del mismo modo y con el mismo compromiso que Lugo y Monforte lo son por la comunidad gallega y sus respectivos representantes políticos.
No podemos condicionar el futuro de El Bierzo a la magnanimidad o la generosidad de algunos partidos, más ocupados en sus luchas y promociones internas que en el desarrollo y la vertebración territorial. El Bierzo y los bercianos tenemos en este sangrante episodio del AVE una prueba más de que debemos ser nosotros quienes tomemos el rumbo de nuestro destino para poder forzar decisiones en las administraciones públicas o, cuando menos, hacer oír allí, en esos foros de decisión, nuestras reivindicaciones y, por qué no, también nuestras protestas.
Es seguro que las actuaciones hasta ahora de los representantes políticos de ámbito nacional coloca a nuestro territorio en una situación terrible de aislamiento, máxime cuando tal aislamiento viene a sumarse a la pérdida de más de 7.000 empleos directos en los últimos años. No obstante, esta situación no tiene por qué ser irreversible, pero para revertirla es necesario que los bercianos cambiemos de actitud y de compromiso respecto a nuestra tierra y actuar cuando realmente corresponde, es decir, cada cuatro años, para revertir la barbaridad y la injusticia de decisiones como ésta.